miércoles, 21 de julio de 2010

Bolilla 1: Noción de Teología. Definición Nominal y Real. Objeto de la Teología. La teología como ciencia. El hombre “capaz” de Dios. La Religión y el fenómeno religioso. Concepto y evolución del Dogma. Verdades católicas. Las opiniones teológicas. Censuras teológicas.

Noción de Teología

1. Dios y el Hombre


o ¿Alguna vez sintieron la necesidad de preguntarse sobre Dios?
o ¿Necesitamos la Teología sirve para algo?

La cuestión de Dios surge de la experiencia que el hombre tiene de sí, es decir, cuando se pregunta qué sentido tiene su vida, por qué existe en el mundo, para qué existe. El planteamiento acerca de Dios no puede surgir del absurdo, sino del sentido de la vida.

Por ello, conociéndose e interrogándose en profundidad, se irá preguntando y descubriendo la presencia de Dios.

Ahora, Dios no es el producto de nuestra reflexión y de nuestra investigación. Aunque el hombre se interrogue sobre Dios, es sin embargo cuestionado por Dios. Es El quien viene al encuentro del hombre y quien al haberlo creado lo orienta hacia Él.
No es el hombre quien encuentra a Dios, sino es Dios quien se manifiesta al hombre. En la labor de preguntarse acerca de Dios, el hombre más que cuestionarse viene cuestionado por Dios y puesto en la necesidad de optar.

Y es Dios que se manifiesta de manera Personal no Impersonal, ante quien el hombre puede confiarse plenamente y encontrar respuesta a sus interrogantes más profundos.

2. Teología y vida creyente

La cuestión de Dios es algo inherente al hombre en su propia naturaleza y por lo tanto la reflexión teológica aparece como algo que no sólo no está desvinculado del hombre, sino que es una necesidad para poder responder a la propia vocación humana.

La teología no es una ciencia abstracta y totalmente trascendente que hace al teólogo una persona desvinculada de la realidad. Todo lo contrario, la teología exige al creyente responder con su propia vida, aquí y ahora, metido en el mundo y en relación con los demás hombres, al que Dios interroga.
Esto quiere decir que hacer teología no es un ejercicio meramente especulativo para buscar la comprensión del misterio, sino que es algo propio de la vida del creyente que, al reflexionar y dar respuesta al Dios que lo interpela, busca los motivos para creer, profundiza en las verdades que sirven de apoyo para su vida de fe, analiza el punto focal para entender su existencia y con ello poder proyectar y lanzar su esperanza hacia un más allá que le anime en su vivencia de amor y entrega a los demás, colaborando al mismo tiempo en la construcción y transformación de este mundo que lo circunda.

No se estudia teología para ser un técnico de la fe, sino para comenzar una reflexión que pueda y deba ayudar al crecimiento de la fe y en el desarrollo del testimonio de caridad.

La teología por lo tanto parte objetivamente de la fe y del conocimiento de la fe que la Iglesia presente tiene y ha tenido en cada uno de los momentos de su historia. [1]

Definición Nomimal

La palabra “Teología” proviene del griego, significa literalmente “discurso, palabra o ciencia de Dios”. Puede tener dos acepciones, tanto “la palabra que viene de Dios” como así también “la palabra que trata de Dios”.

En el mundo greco-romano de la antigüedad pagana se llamaba teólogos a los poetas y filósofos que ofrecían una explicación mitológica del mundo.
Aristóteles equipara la teología a la mitología. Ocasionalmente llama teología a la filosofía primera, es decir, a la metafísica, a diferencia de la filosofía natural y matemática.
Los estoicos llamaban teología a cualquier intento de buscar a Dios en la mitología, en la filosofía o en el culto.
Los pensadores cristianos usaron al principio la palabra teología en el mismo sentido que los filósofos greco-romanos.

En el siglo II el término “teología” se comenzó a usar a nivel eclesial lenta y paulatinamente como el intento de penetrar intelectualmente en la Revelación ocurrida en Cristo. Así se fue dotando al término de un contenido nuevo.
El uso cristiano de la palabra teología se prepara en Clemente de Alejandría y especialmente en Orígenes de Alejandría a fines del siglo II e inicios del III. Es aclarado y completado en Eusebio de Cesarea. Desde entonces la palabra pertenece al seguro haber del lenguaje cristiano en la cristiandad occidental.[2]

Definición Real

Al hablar manifiesto mi interioridad, es signo y expresión de nuestra vida. Y por la palabra se realiza el encuentro entre locutor y oyente. El locutor se revela a los demás. El oyente está ordenado al que habla.

La teología es un hablar especial. Trata de Dios y viene de Dios. El hombre solo puede hablar de Dios, si Dios habla primero sobre sí mismo al hombre. Todo hablar del hombre sobre Dios, tiene carácter de respuesta. Supone haber oído la palabra de Dios.
La palabra a Dios se convierte en palabra sobre Dios, cuando el hombre comienza a reflexionar sobre lo que Dios le ha dicho. La teología solo es, por tanto, posible cuando Dios se abre y el hombre acepta comprensivamente la palabra que viene de Dios, da la respuesta intentada por la palabra divina y trata de interpretar esta relación.[3]

La Teología como Ciencia y su Objeto

La mejor y más sencilla definición de teología sigue siendo la de San Anselmo: “Fides querens intellectum”. Esta es una definición que no va a la naturaleza de la teología, sino a su función. En efecto, coloca como punto de partida la fe; como punto de llegada el entender; entre estos dos puntos sitúa la “quesito”, el preguntar, la búsqueda ilimitada de lo creído, del por qué y cómo se cree.
Se trata pues, de una contemplación de la fe con una acuñación nueva: el trabajo científico y racional.

La fe constituye la base necesaria de la teología, ya que la fe, por ser un acto que implica a toda la persona, exige un sometimiento del hombre, tanto de su conocimiento como de su voluntad, a la Palabra de Dios.
La teología no es simplemente fe, es conocimiento de la fe, reflexión a partir de la fe. Por esto, la fe nunca carece totalmente de reflexión, sino que avanza siempre hacia un conocimiento de ella misma.
La teología como estudio está justificada no por el afán de conocer un objeto cualquiera, sino por la aspiración de escuchar el mensaje divino de la salvación.
Así la teología es una actividad de la fe con miras a buscar su desarrollo y crecimiento, pues la revelación de la salvación es algo que se presenta como rica de significado para el hombre, como respuesta al problema de la vida. En efecto, el hombre no puede por sí mismo descubrir el sentido último de su existencia y por ello, cuando Dios se revela como el sentido de la vida, esta solución trascendente y plena de sentido aparece como rica de significado para nuestra reflexión.

Como soporte es necesario una filosofía que responda a la pregunta sobre la totalidad de la existencia humana. La fe, por consiguiente, no elimina la responsabilidad racional, sino que la hace valer plenamente. Entre filosofía y fe se establece, por tanto, un diálogo; sin embargo ninguna filosofía puede expresar totalmente la fe cristiana y a su vez, está critica y transforma a aquella.[4]

1. Características Fundamentales

Como la teología tiene como objeto la fe viva de la Iglesia que proclama al Dios que salva en Jesucristo, en razón de su objeto ella tiene entonces ciertas características propias.

a) Carácter histórico: como Dios se revela en la historia y por la historia, se sigue que la teología tiene que referirse constantemente a la historia de la salvación para que a partir de allí pueda ofrecer una interpretación completa de la revelación.
b) Carácter cristológico: la historia de la salvación está completamente centrada en la persona de Cristo. No podemos conocer a Dios sino es a través de Jesucristo. La historia de la salvación llega a su culmen en el acontecimiento y en la persona de Cristo.
c) Carácter pneumático: el Espíritu Santo es quien permite ver en la teología que tiene por objeto la fe a una realidad viva.
d) Carácter eclesiológico: la teología escucha y recibe la palabra de Dios en la Iglesia y acepta la reflexión y la vivencia de toda la historia de la Iglesia.
e) Carácter escatológico: la teología es tarea de una Iglesia peregrina hacia la Jerusalén Celestial.
f) Carácter antropológico: Dios dirige su palabra al hombre y es éste quien la escucha y recibe. De ahí que la teología no puede ser ajena al hombre.
Objeto de la Teología: Dios, nuestra salvación, tal como se ha manifestado en y por Jesucristo, proclamado y vivido en la fe de la Iglesia.

2.- Funciones de la Teología.

Las funciones de la teología son tres: en primer lugar la teología procura un conocimiento completo de la Sagrada Escritura y de la Tradición de la Iglesia (teología positiva); una comprensión e inteligencia de la fe (teología especulativa) y una vivencia de ella, que se exprese en el hoy de la salvación. Tiene que hacerse vida (teología práctica).

Estás funciones de la teología van unidas y entrelazadas de tal manera que siempre están en todo quehacer teológico.[5]


[1] RUIZ ARENA O., Jesús, Epifanía del amor del Padre, Teología de la Revelación, CELAM, Bogota, 1987, Pg 21-25
[2] Cfr. SCHMAUS M., Teología Dogmática, I. La Trinidad de Dios, RIALP, Madrid, 1963, Pg 15-17
[3] Cfr. SCHMAUS M., Teología Dogmática,I. La Trinidad de Dios, Pg 17-18
[4] RUIZ ARENA O., Jesús, Epifanía del amor del Padre, Teología de la Revelación, CELAM, Bogota, 1987, Pg 25-28
[5] RUIZ ARENA O., Jesús, Epifanía del amor del Padre, Teología de la Revelación, CELAM, Bogota, 1987, Pg 28-31

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